La eligió por su diseño y complementos. Buenos materiales en su estructura y tecnología punta en cuanto a su apariencia. De primera mano y recien salida de fábrica, no fuese que otras manos por las que hubiese podido pasar, la estropearan.
Tenía todos sus botones y mandos perfectamente colocados, así que él sólo tenía que pulsar esas resortes, y la máquina actuaría a la perfección. Si tocaba aquí, el aparato haría esto, y si apretaba allá, haría esto otro. La presentó en sociedad como quien presenta un producto exclusivo, para dar envidia a sus amigos y vecinos y ganar status por tener algo tan bello y aparente. Y comenzó a usarla. Sólo que...¿Qué pasaba? Aquella mujer-aparato no funcionaba según lo esperado. El tocaba sus mandos, pero no respondía como le habían asegurado. Se supone que cada vez que tocara la tecla, ella debía hacer exactamente lo que se esperaba. ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué si tocaba la tecla sexo, por ejemplo, ella no se ponía inmediatamente a funcionar? ¿Por qué cuando él no tocaba botón alguno, aquella maquina funcionaba por su cuenta y encima tenía sus propias exigencias? Y para colmo, su estructura externa se deterioraba con el paso del tiempo. ¡Maldita sea! ¡Le habían engañado con una máquina defectuosa!.Al menos su cafetera le daba café siempre que él se lo pedía.
Ranita
4 comentarios:
Qué maravilla de texto.
Que alivio que al menos la cafetera le funcionase según sus exigencias, jaja. La mujer tendría que tener un periodo de ganarantía, si no no hay derecho, por dios. Pobre hombre... y pobre mujer, tratada siempre como un objeto.
Muy bueno.
Un beso:D
Tu post es muy divertido. Lo triste es que aún hay hombres que lo entenderían como una realidad y no verían ironía por ninguno de los rincones de tus letras!!
Muy buena entrada!
Besos,ranita!!
Brillante entrada, muy reflexivo mensaje. Un gran abrazo!!
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