Incluso quienes no vivimos bajo un régimen totalitario somos manipulados y dirigidos, no sólo por los órganos del Poder sino por los medios de comunicación de la sociedad de consumo. La decadencia de la lengua hablada y de la memoria es un síntoma de esa sumisión.
LOS HECHOS de Gonzalo Fernández de la Mora.
La falsificación de la historia es un recurso religioso y político vetustísimo. Los egipcios sustituían las cabezas de las estatuas y rehacían las incripciones para dar fingida paternidad a los monumentos. El mundo antiguo está cuajado de caudillos militares que se inventaron genealogías regias y aun divinas, de naciones y dinastías que se confeccionaron gestas imaginarias. Los expedientes de nobleza están salpicados de encumbrados parentescos ilusorios. Los diplomas simulados son el rompecabezas de los medievalistas. El mito, la leyenda, la apoteosis y la calumnia son viejísimas formas de manufacturar el pasado.
EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA
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