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viernes, 25 de marzo de 2011

LOS JURAMENTOS







En los tiempos primitivos era desconocido el juramento por la sencillez y cordialidad entre los hombres. Los juramentos nacieron al mismo tiempo que los hombres se engañaron. Hesíodo dijo: «La Discordia, hija de la Noche, lleva consigo las querellas, las mentiras, los embrollos, las palabras capciosas y por fin el juramento. El juramento que nace de la lealtad y el honor, es muy distinto al juramento que tiene su origen en el orgullo, en la pendencia, o cuando la mente está alterada por algo que se ha tomado o por una enajenación fruto de la ira, la soberbia, o el propio dolor. Mantener el primero, es un acto de coherencia. Mantener el segundo,  sabiendo de su irracionalidad, a nadie beneficia y mucho menos,  al sujeto que hizo el juramento"

Marpín y La Rana, estrenando una tarde gris  

4 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Quien precisa jurar acostumbra a mentir.

Mª Pilar dijo...

No me gustan los juramentos, porque pocas veces se cumplen y entonces te defraudan más.
Un abrazo

Pilar

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Pilar: A mi tampoco. Me gusta eso de que cuando hay buena fe, no se necesitan juramentos.
Un abrazo.

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Mª Pilar: Gracias por estar siempre con nosotros.

Nuestra Dama de Rojo favorita.


Un beso