Érase una vez un horizonte claroscuro y dos pajarillos de múltiples colores, vivían en lugares opuestos y lejanos; él en las rocas de la encrespada costa del norte. Y ella, en la copa de un castaño anidaba, al sur de los valles flanqueados por flores y espinas venenosas. No era un amor imposible, sí un amor complicado. Aunque las inclemencias no les desanimaban.
Un anochecer sin un tejido de estrellas, él se rompió una pata y ella una de sus alas. Se había acabado el amor para ellos.
Un mago viendo lo acontecido se compadeció de las malheridas aves, rociando los cuerpos y las conciencias de los pajarillos con polvos mágicos. (Desconozco si lo hizo al unísono o primero, roció a uno y luego a la otra, también a mi me lo han contado).
Un mago viendo lo acontecido se compadeció de las malheridas aves, rociando los cuerpos y las conciencias de los pajarillos con polvos mágicos. (Desconozco si lo hizo al unísono o primero, roció a uno y luego a la otra, también a mi me lo han contado).
La magia hizo su efecto e inmediatamente los dos pajarillos comprendieron el estado de sus espíritus y de otras dimensiones.
Al principio del cuento, no eran dos águilas ni dos ballenas, y tampoco dos elefantes. Verdaderamente, eran las almas gemelas de dos mortales con forma de pájaro, en existencias pasadas se habían amado con devoción, entregándose una inmensa ternura y pasión; por eso en ocasiones volvían a reencontrarse.
Colorín colorado, piando y volando se han ido. ¡Hasta pronto!
Colorín colorado, piando y volando se han ido. ¡Hasta pronto!
Marpin_
FIN
2 comentarios:
Lo de los pajarillos queda mucho más tierno que las dos ballenas, jeje.
Besos
Saludos cordiales, Pilar,
Las águilas , los elefantes y las ballenas son más fuertes y poderosos qe dos frágiles pajarillos...
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