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lunes, 20 de mayo de 2013

UNA NOCHE EN URGENCIAS



Hospital de Arlés.
Van Gogh


Noche cerrada aún. Y qué frío en la calle, impropia del mes de Mayo. Dentro hace incluso más. No, no dentro de la casa, sino de este corazón helado mío. Vengo de urgencias. Siempre se me enreda el alma en los pies en ese lugar, y tropiezo con ella, y caigo no una, sino varias veces. Y resulta que es familiar el olor y el dolor de las caidas.¡Cuanto dolor y pena encierra la historia de cada enfermo! Fuera sólo vemos paredes. "Ahí está el hospital"- decimos. ¿Pero pensamos de verdad en los que están dentro?.

Hay una anciana inmovil y casi decrépita en una camilla. Parece muy grave y está completamente sola. Me acerco para ver si puedo hacer algo, y le cojo la mano. Ella abre los ojos y no habla. No se si me ve, pero siento que me siente y aprieta mis dedos con sus pocas fuerzas. Al rato, llega una enfermera con los papeles del alta.

- "Sólo era una Gastroenteritis" -me dice a mí pensando que soy familiar de la viejecita- y ya ve usted, creíamos que no lo contaba. ¡Pero las naturalezas de antes son muy fuertes! ¡Venga, "pal" Asilo!"- la jalea mientras dos celadores se la llevan. La anciana oye pero ni se mueve. Pienso que es porque entre volver a la soledad del asilo o la calma y el descanso de la eternidad, preferiría sin duda lo segundo. Quizá me equivoque, no lo sé.

Al poco llega una mujer joven. Se apoya en una pareja de personas más mayores y apenas puede andar. Dice que se ha caído por la escalera, pero los cuchicheos y gestos de los otros dos desmienten que sea así. Presto oídos y la escucho decir...¿Cómo voy a denunciarle? Cuando vuelva me mata...El hombre, quizá su padre. llora de impotencia, de rabia o de ambas cosas a la vez. Simultaneamente, un gran estrépito en el pasillo y una camilla rodeada de médicos y enfermeras corriendo y hablando a la vez. Piden un quirófano. El el pasillo queda un cerco de sangre. Un accidente de moto de un muchacho muy joven que había bebido de más. Un médico habla con los padres y les prepara para lo peor.

Y tú mientras, seguro que ves desfilar a tus sueños. Acaso alguno mío se cuele en los tuyos y te haga soñar dentro de lo soñado e incluso levante las sabanas y se adormezca ahí, justo en el hueco que te queda entre la oreja y el mentón. Yo...pues ya ves. Tengo las emociones en carne viva.

Aún le queda al Amanecer un buen trecho que recorrer, aunque la Noche ya sabe que tiene los minutos contados. Se encontrarán pronto y se saludarán educadamente, como llevan eones haciendo. El (el día) no sabe que ella (la oscuridad) espera que alguna vez él le diga entre la semipenumbra, que sus ojos somñolientos encierran todos los secretos. Y él, una vez más se irá sin oirle decir a ella: "Quédate conmigo y que se las apañen como puedan esas bestias que andan a dos patas y que se hacen llamar personas".

Y yo, pues ahora que no me oyes,y que no puedes responder sino con un suspiro que yo te robo, te cuento como ha sido mi noche y mis lamentos. Te contaré el color pastel de mis risas tibias que han sido parcas, las puñeteras este fin de semana. Miraré mis manos y seguiré sin entender porque están vacias si tú respiras en algún lugar de este planeta.

2 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Duro retrato de una realidad que no se hace un hueco en el telediario, quizás por ser demasiado dura.

Un abrazo

Anónimo dijo...

He descubierto hoy este magnifico Blog. Lo primero que me llamó la atención fue ese particular nombre que tiene.
Lo que estoy leyendo me está gustando mucho.
Por supuesto que voy a continuar leyéndolo.
Muchas gracias.
Abrazos!