Viñeta del genial Montt
He soñado esta noche que un buen Dios se compadecía de la humanidad doliente, especialmente la residente en los paises del sur de Europa. No es que el dolor de esos seres fuera mayor que el de otras zonas, donde morían de hambre y sed, pero era más ruidoso, por la novedad que para ellos producía la necesidad. En los paises de hambruna habían aprendido, por generaciones a sufrir silenciosamente.
El buen Dios autoriza a cada hombre y mujer a estar un día entero en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Podrían usar la maquinaria de la fábrica como les viniese en gana, y cuantos billetes pudieran fabricar, serían suyos. Conociendo el cariz de la humanidad y por aquello de suprimir prioridades que dieran lugar a sublevaciones antes de empezar, el buen Dios multiplicó el tiempo y el espacio, de forma que todos los humanos entraron el mismo día en la Fábrica, aunque para ellos fue como si cada uno entrase un día diferente y por separado.De esta forma, todos terminaron también a la vez.
Cada humano, hizo recuento. Algunos habían estado las 24 horas sin comer ni dormir, imprimiendo millones de billetes, y comenzaban a preocuparse por su seguridad y la de su dinero. Otros en cambio, pensando que un día entero daba para mucho, se habían descuidado, dormido, emborrachado, no habían estudiado el mecanismo...y habían fabricado poco dinero o ninguno. Los descuidados, lo habían perdido. A los confiados, ya había quien se lo había robado. Y algunos extravagantes, imprimieron billetes de 500 € en colores rosa-chicle y rojo-cereza, inviables para el curso legal.
De inmediato se llenaron casinos, grandes almacenes, lujosos restaurantes y prostíbulos. Los bancos comenzaron una renovada era dorada. La nueva situación no invitaba al trabajo y si a la molicie. Pero esto no duró mucho, y enseguida comenzó a haber grandes diferencias sociales. Los que no habían sabido hacer dinero, se quejaban de la injusticia, y los psiquiatras comenzaron a tratar depresiones, envidias cronicas y prevenciones de suicidios. Poco de aquel dinero fue a parar a seres más necesitados, y en poco tiempo, la situación volvía a ser la que era, o peor. Nada había cambiado, realmente. Entonces volvieron a acordarse del buen Dios y se reunieron.
-¡ Dios tiene parte de la culpa!
- Los listos tuvieron ventajas, decían los menos listos.
- Las familias numerosas tenían más posibilidades, decían los solitarios.
- Los que viven solos tienen menos gastos, decían los grupos.
-¡ Dios tiene parte de la culpa!
- Los listos tuvieron ventajas, decían los menos listos.
- Las familias numerosas tenían más posibilidades, decían los solitarios.
- Los que viven solos tienen menos gastos, decían los grupos.
- ¡Danos una segunda oportunidad!, clamaron TODOS.
- Ya tuvisteis esa segunda oportunidad - les dijo el Ser Supremo.
- ¡Pero esta vez lo haremos mejor! Y les daremos el dinero a los más pobres del planeta. Y mejoraremos el pais, y crearemos empleo, suprimiendo las desigualdades. ¡Ayudanos!
- Parecéis políticos en tiempos de elecciones -dijo la Divinidad mientras se daba la vuelta cansado de escuchar. - Y ahora, perdonadme, pero tengo que pagar una apuesta que he perdido con el Mal a causa vuestra.
Y se alejó canturreando y envuelto en una neblina de color añil.
Ranita
4 comentarios:
Si pudiera decirte que aposté a favor de Dios, te mentiría. Porque seremos taaaaaaan estúpidos?
Un beso
Un beso, y felicidades duraderas en los días posteriores al Pilar.
Efectivamente, la estupidez humana es un gran misterio.
buen post
si quereis podeis visitar nuestro blog:
http://larision.blogspot.com.es/2012/10/el-principe-azul.html
Me ha encantado esta entrada, y que grandes verdades. Necesitamos demasiadas oportunidades y en ninguna de ellas lo haríamos bien, estoy segura de ello!
Lorena
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