Buenas noches desde España. Hay problemas que exigen una decisión especifica para poder actuar: o sí, o no; o es blanco, o es negro.

Hay quiénes sostienen, llevando el debate a la disyuntiva, que sólo cabe optar entre la libertad irrestrictiva o la servidumbre; pero hubo también un juez sagaz que, con rector criterio, rehuyó la disyuntiva diciendo a su contrincante: " Tu derecho a mover libremente los brazos termina allí donde empiezan mis narices." Hasta en el más liberal de los regímenes la libertad del ciudadano se halla sujeta a restricciones.

Tres son, cuanto menos, las causas principales a que ha de atribuirse la propensión al razonamiento de "blanco o negro":

(1)  El hombre y la mujer de nuestra época vive deprisa y no dispone de mucho tiempo para reflexionar- "Vamos, resuelva usted de una vez lo que sea," le dicen a cada paso.

(2)  Todos nos inclinamos a la pereza mental. Elegir entre lo blanco o lo negro nos parece más cómodo que examinar los variados matices del gris. Nos exime del trabajo de analizar, de investigar los hechos.

(3)  En opinión de los lingúistas, todos los idiomas indoeuropeos inclinan a quienes los hablan a pensar en términos de los contrarios. Nuestra formación intelectual nos lleva a contraponer limpio a sucio; corto a largo; heroicidad a villanía; material a espiritual; verdad a falsedad; bueno a malo; vida a muerte. Necesitamos, pues, hacer un esfuerzo para buscar y valorar los términos medios.

Vale la pena  hacer ese esfuerzo. Contribuye indudablemente a que examinemos  las cuestiones con más acierto y a que las resolvamos con mayor justicia.

- Stuart Chase-

 Marpin y la Rana