En la ventana abierta
a la calle inmóvil
de mi pueblo
conforme,
donde el amanecer,
las doce,
las tres de la tarde
y las nueve de la noche
tienen la misma edad
de silencio sin nombre:
juego con las palabras
Viaje, Mar, Horizonte,
que
se descomponen,
y componen
un juego infinito
de resplandores.
Todos
los colores,
en su transparencia de recién creados
para el hombre,
recuperan
sus olores
originarios,
sus voces
primitivas
y sus propios sabores.
Y me rozan
con casi imperceptibles vibraciones
desde no sé qué distancias
insomnes.
Viajo por mar
sin horizontes,
desde la ventana abierta
a la calle inmóvil
de mi pueblo
conforme
con sus nubes de polvo
que borran los caminos al horizonte.
-Luis Cané-
El blog de marpin y la rana
2 comentarios:
Un gusto perderse por esa ventana.
Un beso
Agradable invitación a un viaje personal e íntimo... una ventana abierta, infinidad de opciones. Saludos.
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