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martes, 18 de octubre de 2011

En el lenguaje mitológico se llama monstruo a un ser de morfología o proporciones anormales. Por regla general resultaban terroríficos, ya que era habitual que poseyeran inmensa fuerza y ferocidad y que la emplearan en perjuicio de los hombres.




Algunos de ellos combinaban miembros de diferentes animales, como Esfinge y Quimera, y les eran atribuidas las más terribles cualidades de los animales salvajes así como inteligencia y facultades humanas. Otros, como los gigantes, se diferenciaban de los hombres principalmente por su tamaño. Entre éstos debemos establecer una amplia distinción. Existían los gigantes humanos, por así llamarlos, como eran los cíclopes, Anteo, Orión y otros a los que se suponía no del todo distintos de los seres humanos, ya que se mezclaban con ellos en el amor y en la lucha. Los gigantes sobrehumanos, por otra parte, luchaban contra los dioses y eran de vastísimas dimensiones. Se cuenta de uno de ellos, Titios, que estirado sobre la llanura cubría nueve acres, y de otro, Encelado, se dice que hizo falta que cayera todo el monte Etna sobre él para someterle.

Se dice que Encelado, aquel que fue alcanzado por el rayo,
aplastado bajo el peso de la montaña,
yace boca arriba, eternamente presa de las llamas,
y cuando intenta levantar su ardiente carga,
un repentino terremoto estremece toda la isla
y resuena espantoso el trueno subterráneo del Etna
que, entonces, exhala humos en rizadas volutas
y oscurece la brillante esfera del Sol, haciendo la noche.
Addison.

Durante el desarrollo de la guerra que mantuvieron dioses y gigantes, los gigantes demostraron ser unos enemigos terribles. Algunos de ellos, como Briareo, tenían cien brazos; otros, como Tifón, exhalaban fuego. En una ocasión llegaron a asustar tanto a los dioses que éstos huyeron a Egipto y se escondieron adoptando distintas formas. Júpiter tomó la forma de un carnero de curvados cuernos, que más tarde fuer adorado en Egipto como el dios Amón. Apolo se conviertió en cuervo,; Baco, en cabra; Diana, en gato; Juno, en vaca; Venus, en pez, y Mercurio, en pájaro. En otra ocasión los gigantes intentaron trepar al cielo y con esa idea cogieron la montaña Ossa y la apilaron encima de Pelion. Finalmente pudieron ser vencidos gracias a los rayos, que Minerva  inventó y que enseñó a hacer a Vulcano y a sus cíclopes para que Júpiter los lanzara.

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