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martes, 4 de octubre de 2011

PACO, PACO, PACO...FELICIDADES A LOS FRANCISCOS Y FRANCISCAS.



El apodo "Paco" parece que viene de S. Francisco de Asis, al que llamaban "Pater Comunitas" y con el tiempo, Pa-co. Otros dicen que viene de "Panchico" que es como los niños pronuncian el nombre. 

Quiero hablarles  de un Francisco muy especial para mí. Su padre -también Francisco- le llamaba Pakuki,cuando aún muy pequeño le enseñó el oficio de maestro de albañil, que eran épocas difíciles y aunque el niño era un lince estudiando, había que arrimar el hombro para dar de comer a  cuatro  hermanos. Dos de ellos -Nicolás y Luisa- no llegaron a ser adultos, pero  vinieron otras dos criaturas a la familia: Luisa, la sustituta de la niña muerta y Manuela.  Al poco, murió el cabeza de familia. Pakuki trabajaba de día y estudiaba de noche. pues en la familia no había más ingresos que los de su trabajo y lo poco que su hermana mayor ganaba cosiendo. Apenas tenía tiempo para su gran pasion: el ferrocarril. Le encantaba ir a las estaciones a ver pasar los trenes.  Por entonces ya era Paco. Era tan bueno en sus estudios, que pronto le salío un trabajo en una empresa minera. La mala suerte de Paco, fue que el hijo del jefe también trabajaba allí, y el ascenso le fue vetado desde el minuto uno. No obstante, trascendió su buen hacer y otra empresa minera le contrató como ingeniero. A partir de entonces fue D. Francisco. Con 29 años, una pizpireta muchacha llamada Carmela le robó el corazón. Ella le decía unas veces Pacorro y otras  Pancho.   Los años le trajeron una hija,  una vida agradable y dos nietos. Al primer nieto, apenas empezó a balbucear le enseñó todo cuanto sabía de sus maquetas de tren, empezando por sus ruidos:  chu-ku-chu-ku !!! El niño asoció ese sonido al del nombre del abuelo  y le llamó Pakúm.Y con Pakúm se quedó hasta su muerte. Su vejez fue tranquila, aunque se lo llevó una enfermedad muy cruel que le hizo sufrir mucho dos años largos.  En su funeral, recuperó todos sus nombres, pues cada uno de los seres que le habían tratado y querido,  le recordó a su manera. Para su hija, es decir para mí, siempre fue papá. Y lo sigue  y seguirá siendo. 

Felicidades en el día de tu santo, papá. 


Ranita

El Blog de Marpín y La Rana

1 comentario:

Pilar Abalorios dijo...

Cuanto amor en pocas letras.
Un precioso homenaje Ranita.