Dame el peñasco, Sisifo cansado,
y tú, infelice Tántalo, tu pena;
dame, Prometeo, el águila y cadena,
herido el pecho, y el Caucaso atado.
Dame, Ixión, la rueda en que, amarrado,
a eterno giro el cielo te condena,
y llevad todos la miseria ajena
de un corazón en celos abrasado.
El blog de marpin y la rana
2 comentarios:
me temo que voy a tener que echar mano del tratado de mitología... pero el ritmo es alucinante, así de entrada y aún sin conocer cada metáfora. un abrazo
Pues es cierto que antes que los celos prefiero cualquiera de las penas de aquel colérico Zeus(¿Qué Dios no lo es?). Y al final son nuestros males habituales los que más debemos temer. Total, lo de Sísifo era un mal sencillito y un curro tranquilo(aunque algo monótono). Lo del hígado de Prometeo o la boca seca de Tántalo siempre me agobió más. Qué bueno este poema.
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