Alza el vuelo alma libre
Nos hundimos hasta las rodillas en un mar de amapolas. Todo era rojo. Mucho más tarde, te acompañe el último trecho y de la mano llegamos juntos a un sendero por el que solamente tú podías pasar. Yo me quedé en el umbral y te di un ramillete de amapolas, para que tu viaje fuera más fácil. No hubo adiós, sólo un beso. Tal vez un día, seas tú quien adorne mis cabellos de flores encarnadas, y podamos fundirnos en un gran abrazo.
Ranita
6 comentarios:
¿Y PORQUE IBA A SER DIFICIL SU VIAJE?
Yo también tegno pendientes varios abrazos, pero estoy convencida de que saldaré algún día esta deuda...
Un abrazo, Ranita!
Nüria
Sublimadora belleza!!
Preciosa forma de despedirte, un gran abrazo que espero te sirva.
precioso adios un fuerte abrazo y un besazo
Te quiero mucho, hija mía.
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