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martes, 1 de febrero de 2011

EL CAMPO DE AMAPOLAS

Alza el vuelo alma libre


Nos hundimos hasta las rodillas en un mar de amapolas. Todo era rojo. Mucho más tarde, te acompañe el último trecho y de la mano llegamos juntos a  un sendero por el que solamente tú podías pasar. Yo me quedé en el umbral y te di un ramillete de amapolas, para que tu viaje fuera más fácil. No hubo adiós, sólo un beso. Tal vez un día, seas tú quien adorne mis cabellos de flores encarnadas,  y podamos fundirnos en un gran abrazo.

Ranita




6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y PORQUE IBA A SER DIFICIL SU VIAJE?

Núria dijo...

Yo también tegno pendientes varios abrazos, pero estoy convencida de que saldaré algún día esta deuda...
Un abrazo, Ranita!
Nüria

Anónimo dijo...

Sublimadora belleza!!

Pilar Abalorios dijo...

Preciosa forma de despedirte, un gran abrazo que espero te sirva.

Maria dijo...

precioso adios un fuerte abrazo y un besazo

Anónimo dijo...

Te quiero mucho, hija mía.