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sábado, 11 de diciembre de 2010

Tarde soleada en el infierno.




El mar estaba embravecido. Nos acercamos hasta la playa. El viento levantaba la arena, y aun casi sin tocarme sentía el desagradable chocar de los diminutos granos de arena contra cara y cuello. Anduvimos a grandes pasos dejando al furioso mar a nuestras espaldas. El sol, ya estaba en poniente,  lo suficientemente alto para que sus rayos tocaran mi  rostro y me  hicieran entornar los párpados.

-La rambla-

Una vez en el interior de la rambla, desaté a la perra. Salió corriendo explorando el terreno en sus olores y sonidos. En ambos extremos se vislumbraba algún trozo de muro que asomaba tras las salvajes y frondosas plantas trepadoras,  reemplazando el ocre grisaceo por multiples tonalidades verdes. Y cerca,  algunos robustos baladres interrumpian el paisaje, rodeados de hierba alta y diversos tipos de matorrales. Me adentré en la rambla siguiendo su senda hacía el mar. La perra iba a veces delante y a veces detrás.  A ratos  se alejaba para oler un rastrojo o bien se detenía; yo seguía mi camino y el animal,  rodeandolo, siempre volvía hacia mi. Vi un gran letrero que ponía:  "Zona Militar,  Prohibido el paso". Allí,  de militares,  no habia ni el casco. Asi que seguí adelante. La vegetación más frondosa,  conforme adentraba mis pisadas comenzaba a anocher, un segundo cartel se presento al paso, y lo lei no sin sorpresa; "SI SIGE USTE POR ESTE CAMINO ENCONTRARA SU PERDICION". Por lo tanto,  seguí sin el mas minimo temor, ¿qué podia perder? , y es que el cartel tenía faltas de ortografía, el rótulo descolorido por la humedad y por su mal estado de conservación, me aseguraban en cierto sentido que todo era una broma de pesimo gusto. Anocheció, y de repente apareció el terreno despejado de maleza, en la entrada un cartel luminoso indicaba con letras que se movían de izquierda a derecha:"BIENVENIDO AL INFIERNO" .

La enorme placa estaba totalmente rodeada por un bordillo de un metro de altura, así que decidí pasar por debajo del estrecho arco metálico que  sostenía el letrero. A la salida pude distinguir unas calles y otro cartel que rezaba así "ESTACION DE FERROCARRIL". Me acerqué sin miedo. Había un importante hueco en los muros, con unas escaleras que bajaban y subían. Arriba un cartel "ESTACION BAJO INFIERNO". Bajé por los peldaños. Al poco o al mucho,  una multitud de seres deformes con rostros horrorosos  desfilaron o pasaron ante mi. Afortunadamente andaban tan apresuradamente que pronto se esfumaban. Me adentré por un rellano y fui directo a un  túnel y llegué hasta las cabinas de pago:  "Deme un billete para el nuevo Infierno, por favor".

Las manos del taquillero trabajaban con celeridad, y con una voz salida de ultratumba, me dijo: "Tenga su tiket, señor!. .

Alcé la mirada y el sujeto tenía unas orejas que terminaban en afiladas puntas, a semejanza de los duendes de los cuentos. Por lo demás,  era absolutamente normal.- ¡Un euro! - Dijo el demonio, y me entregó un billete con claves numéricas indescifrables.

Bajé a la zona de los andenes donde pasaban los trenes. Me dió la impresión de que todos  los pasajeros estaban muertos. (Cuando les miraba desaparecian y dejaba de verlos)

Los vagones nos transladaron a una ancha puerta de entrada. En grupos descendimos por caminos que se angostaban mientras avanzabamos. Después de la oscuridad y de bastante tiempo caminando por el interminable túnel, salimos a la cueva de una galería. Justo en el centro había un precipicio que daba vértigo. En el fondo de la antesala,  se podían ver numerosas mesas de despacho con figuras que manejaban ordenadores y máquinas, la mayoria de las mesas estaban desocupadas o vacias. Tuvimos que bajar por un ascensor, excavado en un hondo agujero que horadaba la pared de la cueva. Abajo nos recibió un demonio con expresión de hastio,  sentado en una silla al lado de la salida del ascensor.  Nos dijo lacónicamente " No se admiten visitas en el infierno"

-Aquí traemos nuestras citaciones y certificados con acuse de recibo.

El personaje las cogió, leyó con calma y desganadamente nos dijo: 

-Vayan a la ventanilla 1.423. Sigan la flecha de ese camino.

Nuestro grupo hizo caso de la indicación. Llegamos a una sala círcular. En la entrada habia un gigantesco cartel que rezaba:  "Admisión".  La sala estaba constituida por una pared círcular de innumerables ventanillas. Algunas  tenian largas colas con seres esperando  similares a las personas. Y dentro de los ventanucos,  no se veía ni un alma. Aparte de que  los números de las ventanillas no estaban por orden. Al lado de la 307 se encontraba la 1.217 y así todas las demás. Comenzamos a buscar nuestros numeros, pero no los encontrábamos por ninguna parte. Alguien advirtió que sobre una de las ventanillas, no habia numero de identificación y sólo ponía: "INFORMACION"

Nos acercamos y,  después de soportar una angustiosa espera en la fila, le preguntamos al diablo de la oficina: 

-¿La ventanilla 1.423, por favor?

-¿Dónde van ustedes?

-Uno a uno le enseñamos las citaciones.

-Se han equivocado. Tienen que ir a la ventanilla 1.844 y no a la 1.423.

-Pero nos han dicho que vayamos a...

-Vale. A mi me da igual. Ahora es lo que yo les digo.

-¿ Y esa  ventanilla, dónde está?

- Por allá, -dijo alzando una de sus  pezuñas.

-¿Cómo dice?  ¿Pero por dónde es ?

- Ya les he dicho que por allá, -dijo inmovil y  con faz desencajada.

Al cabo de unos días o meses,  conseguimos hallar la ventanilla 1.844. En el otro lado había una diablesa hablando por un teléfono. No nos atendía. Hablaba con su esposo diablo de sus diablillos. Como tenia una familia bastante numerosa, la conversación duró varias horas. Un rato más tarde advirtió nuestra presencia.

-¿Qué quieren? - Dijo con asco y desgana.

-Pues verá, es que traemos unas citaciones.

-Vuelvan mañana. Esta ventanilla cierra a las doce en punto, y ya no abre hasta mañana a las diez.

No tuvimos mas remedio que pernoctar  a un metro de la ventanilla. Al día siguiente a las diez y media se abrió el ventanuco. Esta vez salió un demonio de grandes cuernos, leyó las citaciones y clamó malhumorado. ¡Es más abajo. Sala de citaciones, despacho 1.411, cueva 187!

Cogimos el ascensor. No sabiamos a que botón pulsar ya,  porque el tablero de los botones tenia puestos los numeros en desorden. Después de buscar e indagar hallamos  un boton oculto que ponía Cueva 3 a 7, C. 99 a 12, y Cueva 187 a 183. Pulsamos el botón. El ascensor no paraba en ninguna cueva de las que ponia en el cuadro de mando. Paró en la 103, 408, 12 Y 156. Así que decidimos pulsar otros botones. Despues de dias o semanas conseguimos que el ascensor se detuviera en la cueva 187, y salimos por un túnel a una descomunal sala con luces de neón colgantes sobre los techos y  miles de mesas de despacho.
Finalmente llegamos a un vasto salón con mesas atestadas de informes y papeles, mis compañeros de viaje se dispersaron por las mesas y el jefe de la sala nos  ordeno elevando la voz- " Usted a 2.300, usted a 1.900, usted a 230. Usted no lleva citación, vaya a la mesa de Informes Extraviados, pero antes digame su fecha de nacimiento".

Después de facilitarle mi fecha de nacimiento, el demonio se puso a buscar en los archivos altisimos y larguísimos. Con el informe en las garras exclamó:  "Esto es muy extraño, espere un momento,  tengo que hacer una llamada al Cielo. ¡Por favor, deseo comunicación con el Cielo! Que se ponga San Hipólito, y si no está,  pongame con San Ceferino".

Más tarde el demonio añadió:  - "Si, el expediente es el número tal, espero, espero", Al cabo de un rato me dijo:  -"Mire usted, estoy muy contrariado porque usted es un intruso y no tenia que haberse colado en el infierno,  seguidamente añadió; " A usted no le corresponde este tiempo ni este espacio, este momento y este lugar. Vaya hacía el túnel n. 46 y espere pegado a la puerta". Y cuando ya iba me preguntó:-¿Qué piensa del Infierno?

A lo que le respondí sin vacilar: ¡ El infierno es inmenso!

Entonces una potente aspiradora me succionó hacía afuera. Algo  terrorifico me empujó con una patada en el trasero por un tobogán y nuevamente salí a la rambla. Mi perrita me esperaba moviendo alegremente el rabo.

 FIN


 Marpin_

7 comentarios:

escuchando palabras dijo...

jajaj...q lindo!!! esta bueno q alguein te espere, besitos Marpin

Anónimo dijo...

Original y divertido.

Eva de Galicia

Anónimo dijo...

Es una pena que no se entregue mas...parece desilusionado....Un fuerte abrazo....
M

Mª Pilar dijo...

Es un relato muy curioso y un poco enreversado jaja, claro que siendo el infierno no es para menos.

Un abrazo

Pilar

mária dijo...

Ese infierno no está aquí ya en la tierra??. A veces creo que sí.
Muy bueno el relato.
Besos

Anónimo dijo...

Yo aplaudo y celebro todo todo todo lo que tú escribes.
Plas plas plas y un sincero te quiero.

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Madre mía.

Se parece al Proceso de Kafka.

Un abrazo amigos, Montserrat