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domingo, 7 de noviembre de 2010

A las cinco y veinte de la madrugada

Noche cerrada aún. Y qué frío en la calle. Dentro hace incluso más. No, no dentro de la casa, sino de este corazón helado. Vengo de urgencias. Siempre se me enreda el alma en los pies en ese lugar, y tropiezo con ella y resulta que es familiar el olor y el dolor de las caidas. Hay una anciana  inmovil y casi decrépita en una camilla. Parece muy grave y sin embargo le dan a una señora que le acompaña sus papeles de alta. "Sólo era una Gastroenteritis", me dice la señora, "y ya ve usted, yo creía que no lo contaba" ¡Venga, madre "pal" Asilo!, la  jalea mientras dos celadores se la llevan. La anciana ni tan siquiera abre los ojos, aunque yo estoy segura de que es porque no hay nada que le interese ver ya en esta vida.

Al poco llega una mujer joven. Se apoya en una pareja, y apenas puede andar. Dice que se ha caído por la escalera, pero los cuchicheos y gestos de los otros dos desmienten que sea así. Presto oídos y la escucho decir...¿Cómo voy  a denunciarle? Cuando vuelva me mata...

Y tú mientras, seguro que ves desfilar a  tus sueños. Acaso alguno mío se cuele en los tuyos y te haga soñar dentro de lo soñado, e  incluso te levante las sabanas y se adormezca ahí, justo en el hueco que te queda entre la oreja y el mentón. Y si alguno es más atrevido, buscará las aberturas de tu pijama, como  haría yo. 

Aún le queda al Amanecer  un buen trecho que recorrer, aunque la Noche   ya sabe que tiene los minutos contados. Se encontraran pronto y se saludarán educadamente, como llevan eones haciendo. El no sabe que ella espera que alguna vez le diga, entre la semipenumbra, que sus ojos somñolientos encierran todos los secretos. Y él, una vez más se irá sin decirle: quédate conmigo y que se las apañen como puedan esos que andan a dos patas y que se hacen llamar hombres.

Y yo, pues ahora que no me oyes,y  que no puedes responder sino con un suspiro que yo te robo, te diré como ha sido mi día y mis lamentos. Te contaré el color pastel de mis risas tibias que han sido parcas, las puñeteras  este sábado. Miraré mis manos y seguiré sin entender porque están vacias si tú respiras en algún lugar de este planeta.

Féliz despertar, poeta de mis horas.

Ranita

 

4 comentarios:

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Te deseo un feliz sábado amiga Ranita.

José

Anónimo dijo...

Un beso y ánimo Ranita.
De un admirador

mária dijo...

Ranita, eres tan tierna, que te mereces que tus manos no estén vacías. ¿quien es el tonto que no las quiere?
Besos.

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

GRACIAS JOSE. ERES UN ENCANTO.

ANONIMO: Gracias desde mi verde mundo.

MARIA: El amor, el de verdad, no tiene tiempos, ni distancias. Es. Y lo que es, no puede dejar de ser. Un beso.