"Una charla amable es la verdadera cura de un alma herida", como arguye Plutarco siguiendo a Esquilo y Eurípides: "Si se administra sabiamente, alivia el sufrimiento y el dolor, como hacen diversos remedios contra otras enfermedades. Es un valioso hechizo, un encanto. Refrigerio de las almas ardientes"
Seguramente un hombre sabio y de buen verbo puede hacer lo que quiera; sólo un buen orador, como sostiene Cicerón, puede alterar las emociones con el poder de su elocuencia, "consolar a quien está afligido, levantar a quien está deprimido, expulsar y mitigar el miedo, la lujuria, la ira"... etc ¡Y qué poderoso es el encanto de un amigo discreto y querido! Él controla tus furiosas pasiones con sus palabras" ¿Qué no podría hacer? Como decía Chremes a Menedemus: "No temas, no te ocultes, ¡Oh!
Amigo, dime qué es lo que te atormenta y seguramente podré ayudarte consolándote y aconsejándote, en el problema mismo.
El blog de marpin y la rana
3 comentarios:
Buenas noches.
(Mon-se)
Encantados de verte de nuevo, Mont-se
Un abrazo
A veces los amigos ni te escuchan, tan ocupados en mirarse su ombligo.
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