Amado y distanciado Padre y Madre de lo eterno: No hay rivalidad ni competición entre nosotros. Tú abandonaste voluntariamente tu malograda obra humana. Sentías impotencia y asco por lo qué habías creado. Dios jamás has destruido lo creado, pues, tarde o temprano se recompone por sí mismo, sólo te quedaba la opción de la celestial partida. Y, te fuiste, lo sabes y lo sé. ¡Míos son ahora los mortales, siento por los terrícolas el mismo cariño que siento por mis infernales perros, el mismo cariño que TU sentiste alguna vez por las personas
Al fin y al cabo, ¡son siervos de sus deseos!
Admítelo, Dios, tú detestas a los desagradecidos terrestres tanto o más que yo ¡Escúchame! Su posesión ya no me causa ningún placer. Obediente y gustoso -les enviaría al limbo o les pondría a tus pies, implorando mi vuelta a casa y tu perdón. Quiero sentir para siempre -TU inmenso abrazo de amor.-
Lestrigones.
Marpin y la Rana.
1 comentario:
vistos desde la enorme distancia, apenas mascotas.
Publicar un comentario