Las ideas trascendentales son conceptos puros, dados por la naturaleza misma de la razón y "consideran todo conocimiento experimental como determinado por una totalidad absoluta de condiciones." Y son trascendentales, pues, "rebasan los límites de toda experiencia, donde no podrá encontrarse ningún objeto adecuado a la idea trascendental" (Ibid)
La posición de Kant estaba de antemano tomada. No le importaba seguir a Platón, para quien las ideas ejemplares de las cosas son tantas cuantas especies de éstas. Su objetivo era trazar la crítica de la metafísica wolffiana en sus tres ciencias: la psicología, o ciencia del alma; la cosmología, que tiene por objeto el mundo; la teología cuyo objeto es Dios. Por lo tanto el mundo trascendental había de reducirse a tres ideas, conteniendo los tres modos de totalidad absoluta de la experiencia; la idea del alma, que contiene la unidad absoluta (incondicionada) del sujeto pensante; la idea del mundo, que representa "la unidad absoluta de la serie de las condiciones del fenómeno", o "el conjunto de todos los fenómenos", la idea de Dios, que representa "la unidad absoluta de todos los objetos del pensamiento en general" o "la condición suprema de la posibilidad de todo lo que pueda ser pensado".
La crítica de Kant para derribar toda la doctrina tradicional en torno al alma, el mundo exterior y Dios-
Fundados en la "ilusión" incontenible de la razón de atribuir a sus ideas trascendentales, y por ello "subjetivas", de cuyo objeto no tenemos ningún conocimiento", "alguna realidad objetiva de inevitable apariencia. Donde esto ocurre "se abusa" de la razón y no se construyen más que falacias y fantasmagorías. Tal ilusión no es insoluble. Se trata, pues, de combatir dicho espejismo dialéctico mostrando la raíz o forma viciosa de dichos razonamientos y sus continuas contradicciones.
Marpin y la Rana.
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