EL BLOG COMPARTIDO

lunes, 28 de abril de 2014

UNA PROFECÍA. ¿"Hitler el grande"? No. La historia contemporánea jamás aceptará semejante epíteto.

                     Desde el primer día en que "asumió el poder", el 30 de enero de 1933, Hitler sabía que sólo podía esperar una muerte violenta en el caso de que no consiguiera devolver la dignidad y su imperio a la Alemania subsiguiente a Versalles. Su íntimo amigo y ayudante, Julius Schaub, dio constancia del jubiloso alarde de Hitler, pronunciando ante su plana mayor aquella noche, cuando los últimos invitados a celebrar la victoria se fueron de la cancillería de Berlín: "¡No hay poder en la tierra capaz de sacarme vivo de este edificio!"


                   La Historia contempló cómo esta profecía se convertía en realidad cuando el puñado de supervivientes fieles nazis bajó dominado por la inquietud al estudio subterráneo de Hitler, en el día 30 de abril de 1945, y contempló sus restos mortales aún calientes, derrumbados en un diván, con la sangre goteándole de la caída mandíbula, y una herida de la bala en la sien izquierda, y a su olfato llegó el olor de almendras amargas que aún impregnaba el aire. Lo envolvieron en una gris manta militar, y lo transportaron al jardín de la cancillería, devastado por las bombas. Depositaron el cuerpo en un cráter, lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego, mientras quienes fueron sus ayudantes y colaboradores saludaban apresuradamente y volvían a guarecerse en el refugio. Así termino la guerra de seis años de Hitler.
-David Irving-



                                              Marpin y la Rana.

No hay comentarios: