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domingo, 1 de diciembre de 2013

Soy la conciencia de MARÍA CALLAS recluída en una prisión voluntaria en PARÍS, malherida de amor y abandonada por ONASSIS.



La brevedad de nuestra vida, la debilidad de los sentidos, la zafiedad de estos instrumentos se oponen al descubrimiento de la fórmula magistral que los Dioses ocultan eternamente. Renacemos de los que llegaron antes que nosotros. No puedo más y todavía resisto. Yo quería disfrutar de la existencia las 24 horas del día, pero no he sabido.

No renunciaré a los suspiros inacabados, los que proclaman los guijarros que saltan al paso. Añoro los besos en la comisura de tus labios. Desde que nací fui una pobre niña, posteriormente una pobre muchacha...hasta ser una pobre mujer. No importa, acepto este devenir que acerca lo lejano y aleja lo cercano. Dos platos en la balanza: aquí tengo doce aguamarinas y ahí doce kilos de bilis. ¡Arriba el "ahora mismo lo hago" muera el desfasado intento!

Te espero todos los días en un grito que rebasa a lo que fuimos. Dependemos de alguien y dependen de nosotros. En mis recuerdos fotográficos hay tabúes. En la quinta fotografía: Dos amantes se descubren. En la cuarta; Una mujer viaja en un automóvil deportivo en sentido inverso al de su amante. En la tercera; una camarera cambia las sábanas de la cama. En la segunda instantánea: Dos sombras esperan  a sus titiriteros. En la siguiente imagen las remotas posibilidades de encontrarse  son un "colorín, colorado" que no acaba y sí continúa. Liu sigue muriendo de amor porque una vez Calaf le sonrió...
 



                                                  Marpin y la Rana.

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