Y adios, 2012. Donde quiera que sea que vayan los años que acaban, quédate allí y no vuelvas. Sólo he de agradecerte, que a
fuerza de adversidades y puñaladas por la espalda, me has hecho más fuerte.
A tu hermano 2013, le pido un respiro. No sólo para mi, sino para
tantos seres que sufren por miedos, por sus errores, o de los errores
de otros, que no se yo que es peor. Pido pan para los hambrientos. Un
pan grande y simbólico que comprenda no sólo el hambre de alimentos,
sino también hambre de salud, de ilusiones, de proyectos para seguir
adelante aún con todos los vientos de cara. También pido libertad, la
libertad en forma de trabajo que ansían los prisioneros de la miseria,
la libertad de los esclavos de sus demonios interiores. Libertad para
las mujeres que aún son consideradas propiedad privada en muchos lugares
del planeta. Y para los niños, bajo el yugo de padres que no los
merecen y empresas que los ven como mano de obra barata. Y para
terminar, pido PAZ, no sólo entre hombres y naciones, sino en el lugar
más difícil de encontrarla: en el interior de cada uno de nosotros.
A TODA LA HUMANIDAD: Feliz Año 2013
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