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lunes, 5 de noviembre de 2012

AHORA NO LLUEVE.



Y el agua vuelve a parecer inocente. Ya no muestra su aspecto de monstruo arrasador. Los arroyos vuelven a ser arroyos y las calles vuelven a ser calles. Sólo queda apaciguar al impotente miedo, y limpiar el lodo y todos los desperfectos. 
Cuando la lluvia deja de ser una bendicion y se transforma en una amenaza para las vidas, bienes y tranquilidad en general, cabe una reflexión. La primera...cosas que pasan. La segunda...mala suerte. Las siguientes  no son culpa de la meteorología, sino de la falta de previsión y diligencia de quienes no preveen lo previsible y evitan lo evitable. No entiendo que tantos pueblos con sus barriada de España, deban soportar riadas e inundaciones cada poco tiempo sin que nadie ponga soluciones. Gentes arrastrando la angustia vital de la crisis, axfixiados por un cinturón que ya no pueden apretarse más, la penuria, la falta de ilusiones y trabajo, además también ven como sus escasos bienes se van flotando por las calles o quedan inservibles. Mi abuelo me decía: "El agua tiene memoria. Siempre vuelve a su cauce, regresa y recupera el terreno que era suyo y un día le fue arrebatado". Hemos edificado a los pies de ríos y playas. El sistema de alcantarillado es antigüo y no se limpian con frecuencia las alcantarillas. No hay previsto un protocolo eficaz de prevención que avise a la ciudadanía de lo "Qué debe hacer." Y el agua, siempre y siempre vuelve a recobrar lo que le fue robado. 

                            Ranita

Marpin y La Rana

2 comentarios:

Adelina dijo...

Una buena reflexión. Si estuvieran más preparados, al menos no sería igual. Un beso.

Adelina dijo...

Soy Sakkarah