Entrada número 1.774 de Marpin y la Rana. Sumo y resto mientras espero como la propia Naturaleza.

     

 El lenguaje escrito se muele a dos manos y seguidamente se mezcla con la rotación de la Tierra. He nacido para aprender de los errores y de gratificantes experiencias y vivencias, confieso mi desazón en un no me he esforzado demasiado,  soñé una vez con la innata vocación del ser, que no desea saber del bien ni del mal. Infatigable caos,   malvivir y  arte. Ganas o pierdes una batalla, pero   no la guerra.

Carta silenciosa a ella:

Buenas tardes. Te escribo a ocho kilómetros de un lugar creado y derribado por los seres humanos, que llaman el Faro de Navidad. Hoy no hay viento, el cielo se ha nublado por las tristezas de tantos solitarios y la ausencia del astro sol.  Es viernes de un abril casi agonizante. Y, las comillas son sugerencias en las "destacadas" certezas. Los puntos suspensivos indican esos nuestros caminos.

Ayer deseaba estar muerto. Hoy sigo fascinado por las encantadoras mañanas de rojizos atardeceres y estrelladas noches. No obstante, si retrocedo veinticuatro horas en el reciente pasado, recuerdo un sentimiento desbordante de felicidad. Tanta dicha  y pena provocaba en mis adentros, durante un largo instante, (de esos que duran toda una vida. Deseé vagar libremente por el cosmos como ceniza voladora y polvo de estrellas, exactamente no sé hacía dónde. Contemplé enlazados amores, en la necesidad de compartir sagrados vinculos. Y oí una voz lejana que me decía: Si quieres alcanzar el portón que te conducirá a los Universos, antes deberás atravesar el Arco triunfal del adiós...)

Marpin_

( De la novela Quebrantadores de Destinos)