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lunes, 27 de febrero de 2012

Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡Y siempre igual!




Un cielo gris, un horizonte eterno,
¡ Y andar...,andar!
Moviéndose a compás, como una estúpida
Máquina, el corazón;
la torpe inteligencia del cerebro
Dormida en un rincón.

El alma, que ambiciona un paraíso,
Buscándolo sin fe;
Fatiga sin objeto, ola que rueda
Ignorando por qué.

Voz que incesante con el mismo tono
Canta el mismo cantar;
Gota de agua monótona que cae,
Y cae sin cesar.

Así van deslizándose los días
Unos de otros en pos,
Hoy lo mismo que ayer... y todos ellos
Sin goce ni dolor.

¡Ay! a veces me acuerdo suspirando
Del antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; pero siquiera
¡Padecer es vivir!


-Gustavo Adolfo Becquer-

2 comentarios:

Sergio dijo...

Qué buenísimo poema. Qué sensación tan atemporal la de esa rutina con la que malgastamos buena parte de la vida. Es sólo que yo la tolero mejor porque el sufrimiento no lo quiero ni por vivir pero aún así entiendo profundamente el poema. Feliz semana que se nos presenta. La Primavera tiene un ojo abierto pero aún es pronto.

Anónimo dijo...

¡¡¡ke majetes ke sois!!!