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domingo, 7 de agosto de 2011

LOS DOMINGOS y el Anónimo imbécil de Salvador.


Antes tenían un sentido, cuando en la Edad Media te quemaban en una hoguera por una idea original, por una frase brillante o simplemente por una palabra más. Ahora que la Iglesia ha sofisticado sus estrategias asesinas y en lugar de quemar a las personas por sus pareceres condena el uso del preservativo o escribe peticiones de clemencia para Pinochet y Gadafi, ahora que este invento magnífico de la libertad de expresión nos permite estar cabreados con el poder o con quien sea y decirlo, sólo escriben anónimos los piratas de oficio, sólo gentes despreciables que prefieren el calorcillo de poder seguir saludando a todo el mundo, y poder obteniendo sus favores, a cambio de no dar la cara por sus convicciones o por sus contradicciones, que no es lo mismo pero igual. Pero ahora, ¿qué clase de tipos son éstos que tiran la piedra y esconden la mano? Raimon nos dice que del hombre y la mujer miremos siempre las manos. De esta gente no sabríamos qué mirar. Se puede escribir o se puede no escribir en contra de lo que nos ha pasado, pero si se escribe hay que asumirlo, hay que decir "yo soy, yo pienso, yo acuso". El anónimo es imbécil por definición, y así lo refleja Salvador Sostres en "El libro de los Imbéciles". Claro que a veces hay que arriesgar, y claro que a veces da miedo. Pero ser valiente no es no tener miedo. Ser valiente es tener miedo y seguir haciendo los que creemos que hay que hacer.

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA

4 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

No he entendido porqué amanece aquí el innombrable Salvador Sostres, pero no puedo dejar de estar de acuerdo en vuestra definición de ser valiente.

Un beso de domingo

Anónimo dijo...

Y tu, ¿quién eres?.

Sergio dijo...

Me gusta todo el texto porque define casi todos los foros y similares de internet. Los anónimos son los que gritan más fuerte pero sólo porque en la vida real deben ser insignificantes. De todos modos no sé si les sale a cuenta ser valientes y salir a la luz. Yo siempre que doy la cara por algo me gano un montón de problemas que no tendría de lo contrario. Si lo sigo haciendo es porque soy mu tonto para callarme o pasar desapercibido cuando debo.

Ana Bohemia dijo...

Me quedo con la última frase, es muy buena. Creo que todos los anónimos son cobardes, e imbéciles. ¿Clemencia para Pinochet o Gadaffi? Jóder, ¿cómo se puede...? Eso si que es condenable.
:)