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miércoles, 3 de agosto de 2011

Anécdotas de la Segunda Guerra Mundial. La pistola más barata y El peor sitio para echarse una siesta, de J. Hernández.


Pistola "Liberator"

La pistola más sencilla y barata que se haya fabricado nunca fue la Liberator, de la cual se produjeron en Estados Unidos más de un millón de unidades en sólo tres meses. Era arrojada en paracaídas en todos los territorios en donde hubiera resistencia contra la ocupación alemana. Los guerrilleros debían usarla para matar a los soldados alemanes y capturar así mejores armas; su eslogan publicitario era "una gran pistola para conseguir otra pistola".
Era muy imprecisa, por lo que tenía que ser usada a quemarropa. Usaba munición de pequeño calibre y podía almacenar 10 balas en la empuñadura. Su mecanismo no era muy seguro, por lo que al disparar podía dañar los dedos del usuario. Para dar idea de su facilidad de fabricación, se aseguraba que la Liberator era la única arma del mundo que tardaba más en ser cargada que en ser ensamblada.
Esta afirmación era cierta, ya que bastaban unos pocos segundos para producirla, mientras que para cargarla se requería un poco de paciencia, debido al tosco mecanismo de funcionamiento. Su conste era de tan sólo un dolar y medio.


EL PEOR SITIO PARA ECHARSE UNA SIESTA



El soldado norteamericano Charles Schmelze eligió probablemente el peor sitio para echarse una siesta en toda la Segunda Guerra Mundial. Schmelze era mecánico en un aeródromo del sur de Inglaterra y tenia como misión poner a punto los planeadores que debían aterrizar en Normandía el 6 de junio de 1944. Durante todo el día anterior, el mecánico estuvo revisando los aparatos y al anochecer, rendido por el cansancio, se acomodó en el interior de uno de los planeadores para descansar echándose una breve siesta. Sin embargo, Schmelze entró en un profundo sueño.
Ya de madrugada, los soldados de la División 101 Aerotransportada fueron entrando en el aparato y ocupando su lugar. Tanto la tripulación como la tropa pensaron que sí aquel individuo estaba allí era porque debía cumplir alguna misión, por lo que nadie se atrevió a despertarle.
Cuando el planeador aterrizó bruscamente en tierras normandas, bajo un intenso fuego enemigo, Schmelze emergió de repente de su improvisado sueño, comprobando horrorizado que lo que le rodeaba no era ninguna pesadilla producto de su imaginación, sino un infierno real. Al menos, pudo sobrevivir para contarlo.
A partir de entonces, Schmelze elegiría con más cuidado el lugar donde pensaba echar una cabezada.

  EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA

3 comentarios:

escuchando palabras dijo...

Ustedes son geniales, ocurrentes y divertidos todos los dias comparten cosas nuevas donde me informar xq mas de una de ellas no las se...buenisimo...besitos amigos!

Raquel dijo...

Muy buenas estás anécdotas. Lo del arma me ha sorprendido, pero si era tan barata me imagino que no podía ser de muy buena calidad.
Lo del pobre soldado Schmelze me ha hecho sonreír; de verdad que no escogio un buen lugar para dormir un rato, que impresión despertar y encontrarse en medio de fuego cruzado.

Un abrazo :)

Alma Mateos Taborda dijo...

Excelente entrada, No conocía sobre el arma. Hoy aprendí algo nuevo. Muy bueno lo del soldado, la cuota de humor justa para sonreir al final. Un abrazo.