Érase una vez un hombre que no sabía controlar su ira. Cuando se enfurecía, cargaba contra todo, sin detenerse a pensar las consecuencias de sus actos.
Poco a poco, ese hombre y su compañero Manuel, habían conseguido con esfuerzo levantar un taller. No era el mejor, ni el más bello, pero era de ambos. Le tenían cariño y en ese lugar daban rienda suelta a su creatividad e imaginación, construyendo con sus manos, distintas obras de artesanía.
Cuando aquel hombre se llenaba de furor, daba golpes y puñetazos en el taller y muchas veces insultaba a su camarada. El trabajo de muchas semanas, quedaba entonces destrozado y hecho añicos en el suelo. Después, cuando remitía el enfado, contemplaba los desperfectos que había ocasionado, se apenaba bastante e intentaba reparar los daños. Su compañero, amigo ante todo, le ayudaba con ojos entristecidos. Pero no siempre las obras quedaban igual tras intentar pegar sus pedazos. Las paredes, con pegotes de yeso para cubrir los agujeros, no podían en ocasiones disimular los huecos.
Tras un ataque de furor, vió llorar a Manuel. Éste no entendía que el odio fuese más fuerte que lo querido, que los acuerdos a los que ambos habían llegado de cuidar el lugar de trabajo común, que la ilusión con la que habían enfrentado el proyecto, y hasta el cariño que se procesaban, no fueran motivos suficientes para frenar sus golpes. Y sobre todo, no entendía que su amigo del alma, una y otra vez, atacara con tanta dureza lo que decía amar. ¿Hay amor sin respeto?, se preguntaba un cabizbajo Manuel, mientras reparaba, como podía, los trozos rotos de una estatuilla y los de su propio corazón.
10 comentarios:
Ojalá llegue tu mensaje.
¿No lo firmas?
Un abrazo del Lute2
Triste la historia, ojala q la violencia entre las personas vaya despareciendo c el tiempo, besos
FELIZ DOMINGO PARA TODOS
-K-
FELIZ DOMINGO PARA TODOS
-K-
en la historia faltó un psicologo para aquel hombre
besos :*
los psicologos a veces te confunden mucho màs,lo que se debe tratar es por que esa ira y ayudar ...besos
En la vida hay momentos de ira, amargos, por mil causas. Pero fijaos en algo...esos dos hombres se querían. Su amistad era más fuerte que esas circunstancias que a veces te llevan a hacer cosas que luego lamentas. Por supuesto, eso no quiere decir que la ira no deba controlarse, o la rabia, o el genio. Mucho más la violencia, aunque ese es otro cantar que no abarca este pequeño y humilde cuentecillo. Pero es que queríamos resaltar la fuerza de la amistad...y nos salió esto.
Un abrazo a todos y gracias por vuestras palabras.
Cuando,tienes esos momentos ,las personas no piensan que dentro de ese corazòn a pesar de esos intantes ,hay amistad,no entienden,que amor es màs fuerte ...
besos
Un post magnífico y de trono.
.Los Extinguidos.
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