Café con leche, zumo de naranja natural y tostadas de mantequilla para todos los vagabundos del planeta.

Invitan mis padres y yo. 

Dejadme que sienta lo que sienten, 

para que pueda comprender mejor lo que a sucedido

y está sucediendo. Alegremente y con cierta despreocupación. 

Terriblemente entristecido.

En  mi cerebro no  hay concierto, 

pero  tampoco  reína el desconcierto. 

Repentinamente las diezmadas  neuronas que habitan dentro de mi esqueleto,  

alborotadas y enloquecidas piensan en el Caos en la paz, 

y se acuerdan de un dicho sumamente antiguo de los tahitianos:

"Si la madre tiene oscuras las mejillas,

el hijo tocará la concha guerrera;

si ella tiene un cuerpo fuerte, él dictará las leyes"

MELVILLE.

Marpin_