mientras el sol los alumbra,
y del trabajo descansan
cuando se quedan a oscuras.
Si os encontráis algún día
dentro de la soledad,
no pidáis consuelo al mundo,
porque él no os lo puede dar.
Los mundos que me rodean
son los que menos me extrañan;
el que me tiene asombrado
es el mundo de mi alma.
Yo no sé que yo tengo
ni sé lo que me hace falta;
que siempre espero una cosa
que no sé cómo se llama.
Yo me asomé a un precipicio
por ver lo que había dentro,
y estaba tan negro el fondo,
que el sol me hizo daño luego.
Fingiendo realidades
con sombra vana
delante del deseo
va la esperanza.
Y sus mentiras
como el Fénix renacen
de sus cenizas.
Augusto Ferrán
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