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miércoles, 30 de junio de 2010

A LAS SIETE DE LA MAÑANA: Va por ti, Diego Gutierrez Algarañaz.

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Hay luz, pero difusa. El aire que entra por las ventanas es limpio, y la temperatura a estas horas anuncia ya que el día será muy caluroso. Diego, tú ya no sentirás ese calor. Me gustaría pensar que sentirás otro, el de tu acto generoso, pero sencillamente no lo sé.

Diego cruzaba una vía junto a su novia la mágica noche de San Juan. Entonces la muerte tomó la forma de un tren y dictó sentencia contra varias personas. A Diego no le dió tiempo a subir al anden. Sus últimos movimientos, fueron para empujar a su novia Patricia y ponerla a salvo: "Sálvate tú, vida mía, y vive ya que yo no podré"- pudo pensar Diego antes de que la máquina  destrozara su cuerpo joven que tanto amor albergaba. Vivir eso, Diego, -o morir eso- deja sin palabras las gargantas, y yo lo sé.

Ya no verás amaneceres, Diego. No con los ojos que tu madre secó tantas veces y que miraban con ternura a Patricia. 

Tampoco figurarás en los libros de historia por tu gesto y gesta. Héroe anónimo, me pregunto cuánto tardará el mundo en olvidar. Diego sólo tenía 16 años.

Estas letras son...¿Qué son? Quisiera pensar que un homenaje, un recuerdo, algo que detuviera el mundo por unos instantes señalándote y gritando: ¡He ahí un símbolo de amor!. Más sólo son letras, Diego, que también pasarán al olvido.

Si de algo te sirve, desde este humilde rincón, aplaudo en silencio e inclino mi cabeza en señal de respeto, Diego. Si hay más allá, espero decirtelo en persona. O en espíritu. O como quiera que sea que se hagan las cosas allá.

En la prensa leo: "Los despojos de Diego Gutierrez, de 16 años, serán repatriados". ¿Despojos?. Señores...¿No se les cae la cara de verguenza al llamar despojos al cuerpo  roto  de este hombre-niño que usó los últimos instantes de su vida en salvar a otra persona sabiendo que con ello cerraba la puerta a su propia salvación?. ¿Despojos? Mil veces benditos sean.


AMOR CONSTANTE MAS ALLA DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo.
L.R

2 comentarios:

mária dijo...

Sin palabras. Creo profundamente en el ser humano y en el amor...nada es en vano.
Mis respetos más profundos y mi agradecimiento por mostrarme qué es la vida. Ni las placas ni las estatuas significan absolutamente nada.
Un abrazo.

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Fue un gran acto heroico y de amor el de Diego. Bajo mi prisma de Fe. su novia desde el cielo lo protejerá.

Me uno al dolor de esta familia y de las que perdieron a sus gentes queridas.

Un abrazo, Montserrat