EL BLOG COMPARTIDO

miércoles, 21 de abril de 2010

RELATOS NUESTROS DE CADA DIA: "TE QUIERO PA MI"

Odio las bodas. No las soporto. Me pone enferma su estética. Esa pretendida originalidad  de las parejas repitiendo cansinamente los ritos que antes a su vez repitieron otros. Esa forma de disfrazarse   de las gentes en las ceremonias, tan artificial como horrenda. Los peinados elaborados de las damas. Las corbatas incomodando cuellos no acostumbrados a su abrazo. Y heme aquí yo, en medio de una de estas farsas.



Quiero irme, pero no puedo: "Que para una vez que estamos todos" "Que no puedes hacerle ese feo a tus tíos" Y yo aguanto. Aguanto reprimiento bostezos, sintiendome ridícula dentro del  traje-coliflor en el que nos han embutido a todas las damas de honor.Fuera de lugar entre todos los que dicen que son mi familia, a los que no veo hace años y a los que nunca llamo cuando estoy triste.

Por fin los novios parten la tarta y entre los aplausos,  me escabullo. Con los altísimos tacones en la mano salgo al jardín y deshago el moño de tres pisos que me han colgado. Respiro la brisa sin una maldita horquilla en mi pelo. Subo a mi habitación  y cuando voy a entrar alquien abre la puerta contigüa y me sobresalta.

-¿Pensabas acostarte sin bailar conmigo? 
- ¿Y tú quien demonios eres? Me has dado un susto de muerte.
- Soy Gonzalo.
¡Gonzalo! Mi "no-primo" mayor, pues vino de la mano del señor que se casó luego con mi tía. Yo tenía 6 años y el 13. Y me enamoré.  El listo. El interesante. El solitario y  guapo muchacho de mirada triste, que un día discutió con su padre y desapareció.   El que nunca me hizo ni puñetero caso cuando yo le seguía a todas partes como un perrillo  y escribía en  corazones de papel su nombre. Mi primer amor de adolescente que siempre me dejaba esperandole.  Llegando tarde, como acostumbraba. Exactamente 20 años tarde.
Comenzamos a charlar recordando viejos tiempos. Entramos en mi habitación y le digo que me espere mientras me cambio en el cuarto de baño. Salgo con unos vaqueros y una camiseta. Él  sigue allí con su smoking. Mirándolo bien, ahora no sé si es tan listo, ni tan interesante, ni tan carismático. Lo que sé es que me gusta  que al fin me haga caso. Que la noche de pronto  ha cambiado y que me sigue encantando su aliento y su sonrisa.
- Siempre fuiste mi favorita - me dice.
- ¡Eso es mentira!- le respondo con el orgullo de antaño aún herido por su ignorancia mantenida. ¿Sabes que fuiste mi gran amor?
- Claro que lo supe. Por eso vengo a reclamar mis derechos. Yo también quería  a aquella cría largirucha, pero tenía que pasar el tiempo. Ahora te he visto y me he dicho: "No se me escapa"
- Vas listo. Nunca me llamaste.No te veo desde que tenía 15 años. Vaya una forma de echar de menos.
- Eso lo voy a arreglar llamándote todos los días.
Pienso en los años que han pasado desde que no le veía y rechazo la opción de hacerme la interesante. Por la ventana abierta,  entra el sonido de un bolero. -"Ni de coña bailo yo eso"- le digo cuando reclama su baile,  pero me dejo llevar. Lo que sea por sentir sobre mí esas manos. El canturrea sobre el lóbulo de mi oreja al son de la música..."Te quiero pa mí"...y se parte de risa ante mi gesto. !Que agradables son las carcajadas compartidas! Teníamos que bajar, pero no lo hacemos.Que nos espere el mundo. Seguimos bailando cuando se acaba el bolero. Hemos perdido demasiado tiempo y, aunque no sé qué pasara mañana, yo también  canto bajito: " Te quiero "pa mí".

La ranita. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me paso lo mismo y me casé com mi primo hermano.
Lidi

Anónimo dijo...

Me ha encantado leer ese relato a la a la par que oía la cancion. El arte tambien es unir dos cosas bellas.

Magdalena Alvarez.

Mª Pilar dijo...

Un bonito relato y muy romántico jaja

Un abrazo

Pilar

Anónimo dijo...

No conocia a este cantante. El bolero me ha gustado. El cuento no tanto.