Maquinas (Bombas de Agua) diseñadas por Leonardo Da Vinci, arquitecto, ingeniero, matemático, inventor, músico, filósofo y genial pintor.
Fofo Google tal como aparece en http://imagecache2.allposters.com/)
Existen genios inmensos que no tienen mas que un defecto, un vicio: eser sentidos sobre todo por espíritus vulgares, por corazones dados a la poesía fácil. De entre los marinos, los hay que descubren mundos, que añaden tierras a la tierra y estrellas a las estrellas. Esos son los maestros, los grandes, los que dejan algo bello y eterno.
Negar la existencia de los sentimientos tibios, sólo porque son tibios, es como negar la existencia del sol mientras no es mediodía. No hay bellos pensamientos sin bellas formas, y reciprocamente.
Cuando se es un poco humano, no se puede evitar desear la muerte de aquellos a quienes se ama. ¡Y luego dirán que tengo duro el corazón! No son los grandes infortunios los que labran las desgracias, ni las grandes alegrías las que dan la felicidad, sino el tejido fino e impercetible de mil circunstancias banales, de mil detalles tenues que forman toda una vida de calma o agitación infernal.
El amor es el cielo -dicen- pero el cielo también tiene nubes, sin contar las tempestades. No, no es un ruiseñor es un ave de agrio chillido que se esconde en lo más recóndito del bosque para no ser oída si no es por ella misma. Con miradas de asombro contemplamos los hormigueros. Y evocamos el antaño océano de arte. Porque ningún gran artista ve las cosas tal como son en realidad. Si las viere así, dejaría de ser un artista.
Negar la existencia de los sentimientos tibios, sólo porque son tibios, es como negar la existencia del sol mientras no es mediodía. No hay bellos pensamientos sin bellas formas, y reciprocamente.
Cuando se es un poco humano, no se puede evitar desear la muerte de aquellos a quienes se ama. ¡Y luego dirán que tengo duro el corazón! No son los grandes infortunios los que labran las desgracias, ni las grandes alegrías las que dan la felicidad, sino el tejido fino e impercetible de mil circunstancias banales, de mil detalles tenues que forman toda una vida de calma o agitación infernal.
El amor es el cielo -dicen- pero el cielo también tiene nubes, sin contar las tempestades. No, no es un ruiseñor es un ave de agrio chillido que se esconde en lo más recóndito del bosque para no ser oída si no es por ella misma. Con miradas de asombro contemplamos los hormigueros. Y evocamos el antaño océano de arte. Porque ningún gran artista ve las cosas tal como son en realidad. Si las viere así, dejaría de ser un artista.
Marpin.-
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