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domingo, 13 de diciembre de 2015

Se denomina Cantón de Cartagena, o también conocido como Cantón Murciano, a la insurrección federalista que en el marco de la I República Española (1873-1874) acaeció en la provincia de Murcia con el objetivo de constituirla en un cantón federal. El epicentro de este movimiento cantonal estuvo en la ciudad de Cartagena, que fue donde los republicanos federales "intransigentes" iniciaron en julio de 1873 la rebelión cantonal y cuyo propósito era instaurar en España "desde abajo" la República Federal sin esperar a que las Cortes Constituyentes elegidas en mayo de 1873 elaboraran y aprobaran la nueva Constitución Federal. El Cantón de Cartagena fue el de más larga duración de todos los cantones pues consiguió resistir el asedio de las fuerzas del gobierno central hasta el 12 de enero de 1874.

  • Cabecera del periódico El Cantón Murciano, editado en Cartagena en 1873.
    El hecho de que la sublevación cantonal acaecida en numerosos puntos de la provincia de Murcia durante el verano de 1873 tuviera como primer eslabón la ciudad de Cartagena, que fue la primera en proclamar el Cantón Murciano el 12 de julio de aquel año, y que la ofensiva del ejército centralista —como denominaban los insurgentes a las fuerzas gubernamentales— en agosto acabara por focalizar toda la resistencia cantonal tras los fortificados muros de la misma ciudad —base naval de la armada—, hizo que la mayor parte del conflicto desarrollado (entre agosto de 1873 y enero de 1874) tuviera como escenario exclusivo a la referida ciudad y que por lo tanto se identificara como Cantón de Cartagena. Sin embargo, no es menos cierto que lo que se pretendió en este episodio histórico fue la consecución de un Cantón Murciano con personalidad jurídico-política agrupando a la provincia de Murcia, dentro del ámbito geográfico nacional, aunque esto acabara siendo una quimera
    Proclamada como forma de gobierno para España la República Federal, el pueblo republicano, en su inmensa mayoría reclamaba, como imperiosamente exigían las circunstancias, que se organizase la Federación, estableciendo inmediatamente la división regional de los cantones y dando a estos y al municipio la autonomía suspirada hace tanto tiempo. [...] Pero el pueblo, ansiosísimo de estas reformas, sediento de esta redención tan deseada, veía prolongarse indefinidamente sus momentos de agonía, veía amenazada la República de un golpe de muerte y no veía, ni en el gobierno ni en la Cámara Constituyente una predisposición para la inmediata ejecución de estas reformas y cree que sin ellas... se perdería indudablemente para muchísimos años la libertad en esta tierra de España. [...] Era llegada la hora de salvar, de constituir definitivamente la República Federal y que no hacer esto sería tanto como cometer una indignidad que no podemos suponer en ningún pecho republicano donde se albergue y lata un corazón de hombre. [...] [El pueblo] se ha puesto en armas porque ha creído ver en inminente riesgo la santa causa de la República Federal [...]. Aquí no hay verdugos ni víctimas, opresores ni oprimidos, sino hermanos prontos a sacrificarse por la libertad y la felicidad de sus conciudadanos. ¡Viva la República Federal! ¡Viva la soberanía del pueblo!. Cartagena

                                                   Marpin y la Rana.

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