EL BLOG COMPARTIDO

lunes, 22 de octubre de 2012

Yo quiero tener pelas y viajar. Londres, París, Nueva York. Ver y hacer cosas diferentes. Y darte gustos estrambóticos, como desayunar en el Ritz un día, simplemente porque te apeteció. (Ibidem)





El alma es algo muy importante, y de ahí su caracterización como sigue:

"Parte inmaterial del hombre y de la mujer con la que tiene conciencia de lo que le rodea y de sí mismo,  y establece relaciones afectivas o intelectuales con el mundo material o inmaterial"

Pero entonces, ¿por qué se concede hoy tan mínimo relieve a tan significativa realidad? ¿Por qué las "relaciones afectivas o intelectuales con mundo material o inmaterial" acostumbran hogaño a recibir su asiento en partes más bajas, allí donde sexo y seso pierden su ortografía para amalgarmarse en indistinta marea? El decrecimiento de las antañonas y abundantísimas alusiones al alma, que iban desde lo insípido a lo trágico, es público y notorio: Alma inocente, alma cándida, alma de cántaro, alma en pena, ¡alma mía, me arrancas el alma, te llevo clavado en el alma, con el alma en un hilo, te amo con toda mi alma, me destrozas el alma, etc, todo ese lenguaje ha experimentado una mutación, y así me haces polvo, me jodes vivo, qué putada mi brigada son más de uso común. La versatilidad del cuerpo da para mucho, colega, y el siempre antiguo, aunque no muy odorado, "es que te cagas, tío" está dando paso al más educado "hazte de vientre, colega".

-Carlos Diaz-


Marpin y la Rana

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jej, ¿puedo?
...te amo más que a mi alma...
Moncho