Desde su infancia, Chéjov vive bajo el terror de su padre: "Recuerdo que empezó a enseñarme, o mejor dicho, a pegarme, cuando yo no tenía más que cinco años. Cada mañana, al despertarme, lo primero que pensaba era: ¿Me pegará hoy?
"El arte de escribir consiste menos en escribir bien que en tachar lo que está mal escrito...Es necesario bordar sobre el papel."
Máxima concentración , ausencia de "deducciones intermedias", paros repentinos en mitad de un diálogo o de una descripción, tan importantes como las pausas en un fragmento musical, todo esto forma el arte de Chéjov. La brevedad ante todo, -escribe- , y la simplicidad. "La subjetividad es algo terrible...
MARPIN Y LA RANA
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