La biblia nos enseña que la ausencia de trabajo, la ociosidad, era la condición de beatitud del primer hombre antes de su caída. El amor a la ociosidad sigue siendo el mismo en el hombre caído, pero la maldición pesa sobre él, no sólo porque debemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, sino porque, por nuestras propiedades morales, no podemos ser felices permaneciendo ociosos. Una voz misteriosa dice que debemos sentirnos culpables al estar ociosos. Si el hombre, "y la mujer" pudiese encontrar un estado, en el que, permaneciendo ocioso, se sintiera útil y cumplidor de su deber, hallaría una parte de su dicha primitiva.
El blog de marpin y la rana con Tolstoi.
3 comentarios:
Hola,acabo de leer vuestro escrito.
Viene a mi mente la cantidad de miembros de muchas familias que,obligatoriamente,les toca permanecer ociosos ¡qué pena!
A mi entender, en ese estado es imposible alcanzar un mínimo de felicidad. Pidamos, para ellos, que su esperanza pronto pueda convertirse en una realidad: Trabajo,con él, afianzarán su dignidad.
Saludos.
Kasioles
Kasioles: Supongo que lo dices por los 5 millones de seres que no tienen empleo en nuestro pais. Como bien dices, ojala la esperanza les de una oportunidad a ellos y a nosotros.
Un abrazo.
Agradecer la vida y compartir con lo que hay a tu alrededor el crecimiento personal de estar vivo es una buena tarea.
Kasiola, ten cuidado con tu laboriosidad porque no hace mas quien pretende.
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