Cuando Heracles mató a Anteo, la Madre Tierra protestó ante los dioses del Olimpo. Dijo que, para compensarla, Zeus debería como mínimo perdonar a Atlas y a los otros titanes, sus hijos, quienes aún estaba condenados a esclavitud perpetua. Zeus la mando callar de malos modos. Así que, para vengarse, la Madre Tierra fue a Flegras, en Tracia, y creó allí veinticuatro descomunales gigantes de largas barbas y con pies de cola de serpiente. Planearon hasta atacar a los dioses del Olimpo, lanzando gruesas piedras y teas contra el palacio.
Hera profetizó que la única esperanza de los dioses del Olimpo era encontrar una planta que crecía en algún lugar de la Tierra. Quien la oliera jamás resultaría herido. Así que Zeus ordenó al Sol y a la Luna que no brillaran durante un tiempo. Luego, buscó a tientas por toda Grecia, hasta que encontró la planta y se la hizo oler a todos los dioses del Olimpo...
El blog de marpin y la rana
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