"Unus homo nobis vigilando restituit rem" Un solo hombre, vigilando, restableció las cosas.

Los antiguos empleaban a menudo esta locución:

Quod aiunt, auribus teneo lupum:  "Como dice el refrán, tengo al lobo asido por las orejas"

Se decía para el caso en que,  no se sabe cómo soltar al lobo,  ni cómo sujetarlo  sin peligro de ser devorado.

Una sugerencia navideña:   Los doce Césares,  de Cayo Suetonio Tranquilo:


"Ningún asunto grave me ocurre, ningún motivo de disgusto me asalta, querido Tiberio, sin que recuerde enseguida aquellos versos de Homero:

"Con tal hábil guia podría abrirme.

camino a través del fuego"

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