Tenía un hombre dos perros. Crió a uno para cazar y al otro para guardián de la casa.Cuando el primero salía de caza y cogía alguna presa, el amo arrojaba un pedazo al perro guardián. Descontento el perro de caza, lanzó unos reproches a su compañero: era él quien salía y sufría en todo momento, mientras su compañero, sin hacer nada, gozaba el fruto de su esfuerzo. A lo que el perro guardián contestó:
-¡No es a mí a quien tienes que condenar, sino a nuestro dueño, que en lugar de enseñarme a trabajar, me ha enseñado a vivir del trabajo ajeno!
Tampoco los niños perezosos deben ser recriminados, siendo sus padres quienes los educan en la pereza.
-Esopo-
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Gracias.
Cuando eres madre y tratas de educar a tus hijos, cualquier consejo es bienvenido. Gracias
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