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viernes, 8 de octubre de 2010

La compasión es más fuerte que el sufrimiento.





Hay casos en que la compasión es más fuerte que el sufrimiento personal. Por ejemplo, nos sentimos más apenados cuando un amigo nuestro se hace reo de una ignominia que cuando nos hacemos nosotros mismos. Ello se debe, primero, a que confiamos más que él en la pureza de su corazón; segundo,  a que nuestro cariño hacia él, que responde precisamente a esa fe, es más fuerte que el amor que se tiene a sí mismo. Aunque a causa de su acción su egoísmo sufra más que el nuestro, dado que ha de sufrir más intensamente las consecuencias dolorosas de su crimen, lo que hay en nosotros de no egoísmo- no se ha de entender nunca esta expresión en un sentido estricto, sino sólo como una forma comoda de decirlo- se ve más fuertemente afectado por su falta que lo que hay de no egoísmo en él.

-Nietzsche-

La Rochefoucauld alertó a todas las personas razonables contra la compasión (1658) y aconsejó que se dejara a la gente del pueblo que necesita apasionarse (porque no se orienta por la razón) el acudir a ayudar al doliente y el intervenir de inmediato ante una desgracia a pesar de que la compasión, a su juicio (y al de Platón), debilita el alma. Deberiamos, dice, mostrar compasión, pero procurar no sentirla; pues los desdichados son hablando claro, tan necios que lo que más les gusta es que les muestren compasión.

 El blog de marpin y la rana

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