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martes, 14 de septiembre de 2010

Ya son las diez y cuarenta de la mañana. ¡Maldita y bendita sea!

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"Amanecer en la Orilla".- Silvia Carballo

Me refiero a la mañana. La luz solar ilumina y entusiasma con su musicalidad la esencia de lo que soy y seré. ¡Bendita sea! Nadie puede asegurar rotundamente, nadie puede detener indefinidamente los atropellos y las mezquindades  de los hombres y mujeres ambiciosos. Poco  pueden hacer contra los ricos, los pacificos e indefensos hombres y mujeres de los pueblos y ciudades del mundo. Las fábricas de armamento no van a cerrar por las crisis. El viento transporta un humo negro con sabor a gris, aire viciado que también contamina lo que algunos llaman "productos ecológicos". Es un oxigeno putrefacto que seguirá ahogandome. ¡Maldita sea! La injusticia es similar a la muerte. Te persigue a distancia durante tu existencia,   una y siete veces se acerca, finalmente la Muerte "siempre alcanza a sus víctimas". Te reduce con el  último lazo estertor,  físicamente ya has fallecido. 

/Fin de la primera parte/ 

Inmediatamente y siguiendo los procesos acostumbrados, la Muerte atiende con esmero sus Elevadas instrucciones,  entonces:
Te maldice o  bendice; puede condenarte a figura espectral,  una medio apagada energía de tu "yo  vivo espiritual"  en un intermedio que no soy capaz de describir ¡Por fin te ha atrapado el monstruo de tus pesadillas!.
Y si la muerte -siguiendo  ordenes -te bendice, el resultado de lo que has sido y eres -serás configurado con alegría en  un Allá bien avenido de conciencias-, cualquier efimera  y eterna mañana de estas. 

Pero, pero... a pesar de los males que nos atormentan...
La única vida que conocemos es  hermosa! ¿Eh?

Marpin_


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