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jueves, 30 de septiembre de 2010

Frankenstein, o el moderno Prometeo nos saludan.




Frankenstein fue publicado anónimamente en marzo de 1818: corrían las guerras napoleónicas; el Savannah, primer barco de vapor, cruzaba el océano; la iluminación a gas se instalaba en Londres y Galvani y Humphry Davy experimentaban con la electricidad. El apogeo del cientificismo coincide con la primera novela  de ciencia ficción en sentido estricto, según rotunda afirmación de Brian Aldiss.
Dentro de la narración de Frankenstein, hay seis capítulos en los cuales su creación narra su vida, haciendo énfasis en su educación  y el rechazo de la sociedad a su repugnante aspecto. La novela contiene pocos personajes femeninos. Elizaberth, la novia de Víctor, permanece fría y distante. El amor se reserva para la busqueda apasionada del conocimiento, la que impulsa a Frankenstein a crear a su engendro. El interés de la novela se centra principalmente en la creación del monstruo. La criatura es el sueño de Fausto hecho realidad, pero Frankenstein no ha pactado con el demonio. Con restos de cadáveres humanos, construye un ser monstruoso. Finalmente durante una noche de tormenta, -el monstruo- comienza a moverse. Presa del pánico, Frankenstein huye y su criatura abandona el laboratorio con el firme propósito de vengarse de su creador, ya que comprende que, a los ojos del común de los mortales, él no es más que una criatura repulsiva.

¿Acaso te he pedido, Hacedor, que de esta arcilla me hicieses hombre? ¿Yo te he rogado que me alzases de las sombras?

El Paraíso Perdido.


El blog de marpin y la rana 

1 comentario:

MORGANA dijo...

Más que terror esta novela me ha producido una pena enrme por el ser creado,un ser con sentimientos qwue producía repulsión debido a su aspecto.
Hasta el lunes.
Besitos