Un poco de humor de la mano del genial Forges
Y como en el caso del enfermo de fiebre, que todo le sabe mal y le es desagradable,el problema no está en el alimento, como bien decía Plutarco, sino en nuestro gusto. Así, muchas cosas nos son desgradables, no por sí mismas sino a partir de nuestro juicio alterado: los celos, la sospecha y cosas semejantes, son agravios que extraemos de nuestra propia cabeza.
Toda adversidad encuentra alivio quejándose (como sostiene Isidoro), y es un desahogo contarlo.
"Un buen consejo es propio del amigo"
El blog de marpin y la rana
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