EL BLOG COMPARTIDO

jueves, 1 de abril de 2010

RELATOS NUESTROS DE CADA DIA: Y HABLANDO DE DON QUIJOTE...

No quiero ser yo menos que mis compañeros de blog.
Os dejo un cuentecito, con permiso del Espíritu de Don Miguel de Cervantes.



Miguel de Cervantes, se pasó las yemas de los dedos  por los ojos enrojecidos. La luz mortecina de la vela, producía   extraños bailes de sombras  sobre la carta que sostenía en sus manos,  y que ya podía recitar de memoria. Se la había entregado ese mismo día, un lloroso Sancho Carrasco, cuando aún el sol no había despuntado por el horizonte.

-      Mi ama ha muerto - dijo- Me tenía encargado que os diera esta carta si ella fallecía antes que vos. Cumplo su voluntad. -  Y diciendo esto,  le entregó una carta  con la inconfundible letra y perfume de Doña Violante Quijano.

Cervantes le miró atónito. Sabía que Doña Violante llevaba unos días postrada en cama, pero no eran alarmantes las noticias sobre su salud. 


- ¿De qué ha muerto, Sancho?- preguntó. El criado, secándose dos gruesos lagrimones  apenas  acertó a decir :

 - De pena, mi señor.



 Después, dio media vuelta y se dirigió hacia su montura con todo el peso del mundo sobre sus hombros.

Ahora, esa carta,  le hablaba y ordenaba algo que no quería hacer. Miró su manuscrito. Eran muchas horas de trabajo. En el estaba escrita la historia del personaje más extraordinario que vieran los siglos, aquel ser loco, vital, enamorado de la vida y del amor, siempre presto a ayudar a los más débiles.  Y Doña Violante le pedía que destruyera ese trabajo. Que nunca se supiera la historia de aquel ser. ¿Cómo iba a hacer eso?.

Miguel de Cervantes, se levantó de su asiento. Entumecido por el frío y las largas horas de vigilia, apenas había probado bocado en todo el día. Pronto amanecería nuevamente, y el cadáver de Doña Violante recibiría cristiana sepultura. Por fin, volvería a dormir  en la tierra que tanto había amado y bajo las estrellas, esta vez por toda la eternidad.

            Tomo nuevamente la carta en su manos y leyó:

            “A Don Miguel de Cervantes Saavedra:

            En fe del buen acogimiento que siempre me disteis en vida, y poniendo mi honor en la prudencia que vos siempre habéis mostrado con esta vuestra amiga del alma, os ruego que jamás publiquéis ese libro  que con tanto mimo habéis escrito. Sé que esto os causará dolor, conocedora como soy de vuestras letras, preciosas de ornamento y elegancia, donde narráis la historia de la  doncella que  no se resignaba a serlo, y que de tanto leer a escondidas los Libros de Caballería de su padre, con tanta afición y gusto,  vino en la locura de pensar que ella no tenía que ser menos que esos caballeros que tomaban montura y espada y se iban por el mundo a recorrerlo sin más cadenas que las del amor a su dama.

            Sé, mi señor, que vos pusisteis todo vuestro ánimo en narrar las andanzas de esa doncella que un día fui, y que yo misma, contagiada de vuestro entusiasmo y del inmenso amor que nació en mi pecho, os fui narrando una a una, entre besos y caricias, todas sus locuras  y disparates, que mi fiel Sancho secundó sin que pasase un solo día en que no me pidiera volver en mí,  de cuantas formas supo El, a quien llamabais en vuestro libro Sancho Panza,   os entregará en propia mano esta carta cuando yo me haya ido.

            Hoy, que veo acercarse a mi lecho a la Señora  de La Guadaña, pido de vuestra grandeza que queméis el manuscrito , pues, aunque aún suenan en estas tierras las hazañas de Doña Violante de la Mancha, esa loca que un día salió a cabalgar por Tierras de Castilla, pronto no serán mas que leyendas que los viejos irán olvidando, y limpio quedará el apellido Quijano del que ahora se avergüenza esa hija que vos y yo, un día engendramos. Por ella, os pido lo que os pido.

            Sabed señor, que la cordura que me fue devuelta ¡en tan mala hora¡ no ha podido borra jamás el sabor y recuerdo de esos días de libertad , en las que fui Dama de Caballerías por tierras de la Mancha, y dama de vuestras caricias, en  noches de luna clara. Y que  mil veces rogué al Cielo que me retornara loca, para tener el valor de hacer lo que cuerda no osaba, pues no fui nunca más feliz en ésa  vida  de aventuras  y amor por vos.  donde me sentí más mujer que nunca haciendo lo que hacen los hombres y a que las de nuestro genero se nos prohibe.  Y que si un día os pedí que nunca más me buscaseis, no fue por abandono, sino para no causaros más agravios, pues prisionera en mi cárcel de oro por miedo a nuevos desvaríos, vuestra cercanía hubiera sido mal vista por mis carceleros.

            Sólo me resta ahora deciros adios, amor mío, en la confianza que haréis lo que os pido.

            Vuestra siempre: Violante.


            Con las primeras luces del alba, Miguel de Cervantes, tomó su manuscrito. Leyó el primer párrafo:

            “En un lugar de la Mancha, cuyo nombre jamás podré olvidar, no ha mucho que vivía una Dama como nunca otra vieron los siglos. Bella de cuerpo, unía a sus gracias un alma presta a ayudar a cada ser que lo necesitase, sin consentir que por su condición de mujer le fuese restasa libertad de acciones o pensamientos."

            No pudo seguir. Con un  gesto de dolor, sabiendo que si leía una sola palabra más no podría cumplir los deseos de ella, tomó el manuscrito y lo arrojó al fuego. Las llamas lamieron gozosas aquel alimento.

            Después, cansinamente, Miguel de Cervantes tomó su pluma y garabateó las primeras líneas del libro que llevaría el espiritú de Doña Violante Quijano, aunque no su nombre:

            “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo...”


Foto: Google tal como aparece en http://images.google.es/imgres?imgurl=http://1.bp.blogspot.com

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he maravillado leyendo A Don Miguel de Saavedra . ¿Es verdad lo que cuentas?
José.

Anónimo dijo...

KE ONIITO ES LO QUE CUENTAS,.
la_vampiresa..

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

José, la única verdad es que cogí pluma y papel y salió lo que ves ahí. No hay realidad histórica, si te refieres a eso. Pero ¿A que hubiera estado bien?

A tí Vampiresa, un afectuoso saludo por tu amabilidda.

Gracias a ambos.

Anónimo dijo...

No hay nada como el olor a formol y el olor a hospital para hacer del juego de las pistas un oficio.

...

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Es posible. Pero se ve que se pasaron con el gel de manos para la gripe A, y de la sobredosis nos hemos hecho del oficio una pista de juegos.

Saluditos.

Anónimo dijo...

Me habéis sorprendido gratamente, he visto que os gusta la mitologia, la filosofia, la literatura y las artes. Yo soy director de cine o mixtificador.
Seguimos en contacto. Hasta pronto.
Mixtificador

EL BLOG DE MARPIN Y LA RANA dijo...

Un placer tu compañía, mixtificador.

Claro que nos gusta todo lo que dices, y mucho más.