Tendría yo unos doce o trece años, cuando viendo una serie de televisión junto a mis padres, escuchamos una preciosa melodía que hacía las veces de banda sonora. La serie trataba sobre la invasión francesa. Sonaron en varias ocasiones retazos de la canción, y se escuchó en todo su magnificencia a la orquesta en el momento el que el joven protagonista, caía muerto ante una pared de fusilamiento. Mientras él se deslizaba con el último hálito de su vida de ficción por el muro dejando un rastro ensangrentado, su novia en la serie y yo, ambas enamoradas de él, y transportada yo por las sublimes notas musicales, derramabamos lágrimas que hubieran podido partir baldosas. A mi padre le impactó tanto aquella música, que ni corto ni perezoso, escribió a Televisión Española, y pidió por favor le dijeran su título y autor, pues hijo de un humilde albañil, no tenía cultura musical para reconocerla por sí mismo. Pasaron los días y la contestación no llegaba. Recuerdo como mi padre se tomo aquello de muy mala manera, y despotricó durante años contra los resposables del ente público por su desconsideración y malas formas. Jamás, ni él ni yo, llegamos a saber los datos necesarios para poder localizar la melodía y poder comprar el disco. En la era de internet, lo busqué incansablemente por esos "youtubes" de dios, sin resultado. Me hubiera gustado que mi padre pudiera volver a oirla otra vez antes de partir.
Hoy, he recibido una carta de un amigo de la infancia. Actualmente vive en Alemania, y llevaba años sin saber de él. Junto a la carta, venía un CD. Al ponerlo, las primeras notas me han emocionado. Aunque no la había vuelto a oir desde mi infancia, nunca la olvidé y la he reconocico en el acto. La melodía perdida, de la que sigo sin saber ni autor ni nombre, pero que ahora tengo junto a mi para oirla cuantas veces quiera. Las casualidades de la vida son así, tan extrañas y rocambolescas, que puede que ni siquiera sean casualidades. Gracias, amigo mío, por este gran regalo que tanto se ha hecho rogar, y que ha llegado al fin de tu mano. Va, papá, te la pongo otra vez. Mira que bonita suena.
Ranita
El Blog de Marpín y La Rana
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5 comentarios:
Ke bonito
"Las casualidades de la vida son así, tan extrañas y rocambolescas, que puede que ni siquiera sean casualidades."
A veces he pensado lo mismo pero me gusta cómo queda expresado aquí. Y el relato completo, claro.
Que hermoso cuento, Ranita, lástima el tiempo perdido.
Preciosa historia, la melodía perdida suena muy evocador, es el poder de la música.
Saludos
:)
Muy bonita tu historia Ranita, la verdad es que siempre hay algo que nos impacta y nos gustaría conservar siempre.
Me alegro que lograses la melodía
Un abrazo
Pilar
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