Pensaba una mujer, mirando la niebla a través de la ventana, cuantos sinsabores y desengaños le había deparado la vida. Cuantas traiciones. Una vida que probablemente sea la única que pudiera vivir, salvo que tuvieran razón los que piensan que hay reencarnaciones. Una existencia, donde el platillo de la deslealtad llega al suelo del peso acumulado, mientras en el de la bondad oscila casi vacio en el aire, apenas sostenido. Y aún así, pensaba la mujer, volvería a vivir mi misma biografía. Sólo para volver a sentir mis momentos de amor. Esos momentos de amor que valen por toda una vida, y trascienden la eternidad.
Feliz sábado, compañeros de Mundo-Blog
Ranita
3 comentarios:
Y es que aun en el mas oscuro pasado hay destellos de amor, que compensan el resto.
Un abrazo Ranita
Ay, Ranita...pero ese platillo que queda suspendido en el aire, aunque no lo parezca, pesa tanto que bien vale la pena volver a pasar por lo malo para reencontrarse con lo sublime...
Me ha encantado tu escrito. Me he sentido muy identificada con él y todo cuanto de verdad encierra.
Un besazo y un abrazo enorme!
Núria
un sabado amoroso y hermosamente compartido...el amor trasciende a las personas, dejemos llevar, besos
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